Hoy día nadie discute que los datos de eficacia programa (resultados obtenidos con un medicamento en condiciones ideales, controladas y experimentales) deben complementarse con los datos de efectividad (resultados obtenidos en condiciones reales de uso, en la práctica médica habitual), si se quiere conocer los efectos terapéuticos reales y finales de los medicamentos en las enfermedades a tratar, en la salud y el bienestar de los pacientes.
El acceso a la actualización del conocimiento científico cuenta con la necesidad de un cribado juicioso del elevadísimo número de revistas médicas especializadas, de libros, y de otras fuentes de información existentes.
En 1995, se inaugura en Oxford el Centro de Medicina Basada en la Evidencia, así como la Cochrane Database of Systematic Reviews, en la que se extraen las conclusiones sobre los tratamientos que son eficaces y los que no. Las reseñas sobre eficacia, seguridad y calidad las elabora la Cochrane Collaboration, red altruista formada por miles de médicos y epidemiólogos entrenados a nivel mundial.
La MBE defiende que la práctica médica se adecúe a la investigación médica disponible de modo que, una vez localizada y evaluada por el médico, sea aplicada para mejorar su práctica y, con ello, también mejore el cuidado de sus pacientes. Ahora bien, sin olvidar la experiencia del profesional y el juicio del paciente.
A todo lo anterior, hoy, hay que incorporar el uso de Datos de la Vida Real (DVR) provenientes de las historias clínicas digitales, de los estudios observacionales y de los registros. Reto nada desdeñable. Y, aquí la evaluación de medicamentos juega un papel importante.
Todos estos temas serán tratados en esta jornada, la cual está dirigida a gestores, evaluadores y decisores sanitarios.